Respecto del origen y la causa del TDAH, la información disponible hasta la fecha sugiere la improbabilidad de encontrar una causa única al trastorno, considerándose más bien la vía final de una serie de causas biológicas que interactúan entre sí y con otras variables ambientales, tanto de orden biológico como psicosocial.
El factor genético está demostrado.
Además se sospecha especialmente de toxinas ambientales y algunos estudios, no concluyentes, apuntan por ejemplo a colorantes empleados por la industria alimentaria. Aunque el origen del trastorno en la actualidad no se vincula a esas causas, sí es un hecho conocido que la exposición prolongada a agentes tóxicos puede inducir síntomas que mimeticen los comúnmente atribuidos a un TDAH. Asimismo, de acuerdo a las últimas ponencias, la Sociedad Chilena de Pediatría atribuye además de los factores genéticos una gran responsabilidad a los factores ambientales:
a) Familiares: Caos ambiental, stress, negligencia, abuso, paternidad inconsistente.
Padres: Abuso de drogas, alcohol, conducta antisocial, trastornos de personalidad.
Prenatal-Perinatales: Prematuridad, bajo peso nacimiento, consumo de alcohol en embarazo, tabaco en el embarazo, complicaciones.
b) Riesgo Adquirido: TEC, Exposición a plomo.
Al tener dificultad para controlar los procesos de atención, el niño con el trastorno de déficit de atención con hiperactividad tiende a no prestar atención a los detalles, a no seguir detenidamente instrucciones que se dan para lograr una meta, a perder las cosas; en general, a distraerse. Algunas veces, parece como si no escuchara cuando se le habla. Su hiperactividad le conduce a moverse sin razón, a levantarse cuando no debe, a hablar excesivamente y a mantenerse generalmente en actividad, mientras que su impulsividad le lleva a interrumpir a otros en lo que estén haciendo y a contestar una pregunta antes de que se le haya terminado de formular. Su impaciencia no le permite esperar su turno cuando otras personas le preceden, como por ejemplo, hacer filas, esperar para comer, entrar en un lugar y esperar su turno para jugar.
El déficit de atención con hiperactividad no es una forma de ser, no determina el carácter, ni forma parte de la personalidad del niño que lo padece. No es tampoco una enfermedad propiamente dicha. No lesiona un órgano específico y no se puede curar mediante tratamiento médico. No es un índice de la intencionalidad o maldad del niño, ni es una excusa que pretenda justificar las dificultades que presentará a lo largo de sus años en la escuela. Sin embargo, aunque no define la personalidad del niño, marca su comportamiento. Aunque no es una enfermedad, tiene un origen biológico. Aunque no implica maldad alguna en el niño, incide en su conducta creando un toque opositor que le lleva a vivir de manera contenciosa con los demás. Afecta negativamente su rendimiento académico y convierte sus relaciones interpersonales en un área de conflicto. Aunque no lo causan sus padres ni sus profesores, estos juegan un papel prominente en este problema.
Todos los síntomas más arriba descritos son asociados obviamente a dificultades en el aprendizaje escolar a pesar de ser niños muy inteligentes van dificultando su desarrollo cognitivo, van creando un deterioro académico, emocional, familiar y social, lo cual sumado a la correcta percepción de la realidad y de sus limitaciones frente a ella, pueden provocarle acentuados sentimientos de frustración con importante afectación de su autoestima, por lo que es necesario un tratamiento multidisciplinario, donde se incluya alguna terapia natural para ayudar a contrarrestar el desequilibrio emocional que el niño sufre y que siempre termina agudizando su mal.
El Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH) es considerado un trastorno que conlleva a un desorden del autocontrol, lo que significa que el niño no posee la capacidad para controlar su comportamiento y medir las consecuencias de sus actos. Esto se exterioriza en dificultades serias de aprendizaje y contratiempos con el proceso de socialización. Los niños que presentan esta condición muestran marcadas dificultades para adaptarse a las demandas del diario vivir.
Amemos a nuestros hijos y ayudémoslos a superar esta etapa brindándoles todo nuestro apoyo y dándoles herramientas que los ayuden a superar su dificultad.