El Dr. Baughman F.A.Jr., neurólogo, en su libro “El fraude del TDAH, como la psiquiatría transforma en “pacientes” a niños normales”, describe la diferencia entre la psiquiatría y psicología por una parte, y la neurología y todo el campo de la medicina orgánica por otra, y explica por qué el TDAH y todos los "desequilibrios químicos de la psiquiatría" no son enfermedades sino que son un fraude, ya que hicieron una lista de los síntomas más comunes de desconcierto emocional que presentan los niños y en un gesto que no podía carecer más de una actitud científica o de motivación Hipocrática, los catalogaron como "enfermedades" o "desequilibrios químicos" que requerían "un equilibrante químico", es decir, una pastilla".
En 1970, cuando la "hiperactividad" y el "daño cerebral mínimo" (precursores del TDAH) se presentaron por primera vez al Congreso de Estados Unidos como enfermedades mentales, sólo 150.000 niños eran víctimas de ellos, pero en la actualidad, sus víctimas ascienden a 6 millones.
Declara que el TDAH no es el único "desequilibrio químico", ya que también se habla de trastornos de conducta, trastorno negativista desafiante, trastorno depresivo mayor. En el Manual Diagnóstico y Estadístico de trastornos psiquiátricos (DSM-IV-TR) de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) aparece un total de 374 trastornos psiquiátricos y se dice que son "desequilibrios químicos" que necesitan "equilibradores químicos", es decir pastillas.
En las audiencias del Congreso de 2003, se dijo que la psiquiatría había clasificado al 17% de los niños del país, 8.8 millones, y que se les estaba administrando drogas. En la actualidad es el 20%, uno de cada cinco; ¡más de 10 millones! Para el Dr. Baughman esta es una forma muy eficiente de sembrar las semillas de nuestra propia destrucción. También señala que la Comisión de Salud Mental, Nueva Libertad, se ha empeñado en insistir que todos los niños de edad escolar se sometan a evaluaciones obligatorias sobre salud mental impuestas por el gobierno. Al respecto señala que cuando se miente a las personas normales y se les dice que tienen una "enfermedad" con el propósito de convertirlas en "pacientes", se abroga su derecho de dar consentimiento estando informadas y ya no viven en una democracia. Cuando se les droga, como consecuencia de esa mentira, lo que tenemos no es un tratamiento, sino un envenenamiento. Para él este es el mayor fraude de la historia moderna en el campo del cuidado a la salud.
Por otro lado, en el blog ADAH de Puerto Rico se expone una declaración del Decano de Boston University, John Silber, quién dice lo siguiente:
“Cuando la escuela usa criterios acientíficos para lograr diagnosticar y drogar a niños, le hacen trampas al niño que se ve privado de usar sus recursos innatos para cambiar, adaptarse y entenderse con su ambiente.
En lugar de reconocer las dificultades que conlleva el proceso de maduración y ayudar al estudiante a navegar un curso saludable, educadores le colocan una etiqueta patológica a este proceso normal.
En lugar de contribuir al desarrollo de la confianza del niño en su capacidad de convertirse en un adulto exitoso, suprimen su confianza al insistir que una anormalidad neurológica existe, cada vez que el estudiante causa perturbación en el maestro y enseñándole que depende de una droga para operar como una persona normal.
A más y más niños se les están imponiendo personalidades químicamente derivadas y se les aísla de tensiones y percepciones que forman parte de su maduración. Es una total perversión de la misión de la educación, fundada sobre la perversión de la ciencia”.
La Comisión Ciudadana de Derechos Humanos (CCDH), organismo sin fines de lucro de control de salud mental de los Estados Unidos de América, es responsable de ayudar a promulgar leyes de protección contra las prácticas abusivas en el campo de la salud mental y de restaurar los derechos humanos fundamentales inalienables, encargándose de difundirlos mediante videos, noticias, enlaces, etc. Para ello trabajan junto a muchos profesionales de la medicina, como médicos, científicos, enfermeras y psiquiatras, que han adoptado una postura en contra del modelo de medicamentos biológicos y de la "enfermedad" que continuamente es promovida por psiquiatras y la industria farmacéutica como una manera de vender drogas.
Se señala que la alianza entre los miembros de la Asociación Americana de Psiquiatría, las compañías farmacéuticas y de Alimentos y Medicamentos (FDA) está poniendo la vida de millones de niños en situación de riesgo, ya que fundamentan sus teorías psiquiátricas sobre trastornos mentales.
La Presidente de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos, Jan Eastgate, señala que contrariamente a la opinión psiquiátrica, los niños no son "animales de experimentación." Son seres humanos que tienen todo el derecho a esperar la protección, el cuidado, el amor y la oportunidad de alcanzar su pleno potencial en la vida, oportunidad que se les niega por las etiquetas de la psiquiatría y la camisa de fuerza química, para lo cual hace disponible un informe denominado “Niños Drogados – La Psiquiatría destruyendo vidas”, donde se expone las mentiras y la propaganda trabajada, para proporcionar una perspectiva e información no hecha disponible a los padres y otras personas interesadas, y lo más importante para ayudar a traer sanidad y el control en el cuidado y la crianza de los hijos.
Asimismo, el Ing. José Olalde, Fundador de la Medicina Sistémica declara en un artículo de opinión que lo que muchos padres ignoran es que no sólo la propia existencia del TDAH es cuestionable sino que además el Metilfenidato es una potente droga controlada en Estados Unidos por la conocida DEA -la agencia antidroga- que la considera la antesala del consumo de otras drogas. Además no se les cuenta que hay alertas internacionales contra estos medicamentos -16 en el 2004- avisando de que causan adicción e incitan a comportamientos suicidas.
Finalmente concluye que, después de la descripción de este triste panorama, piensa que lo primero es que los padres se documenten y asuman posturas más críticas frente a esta situación, que no permitan que sus hijos se conviertan en un producto de mercado y que las multinacionales farmacéuticas se llenen de dinero de sus propios bolsillos.
El Dr. Patrick’s O’Nolan, Médico Homeópata declara en el artículo llamado “Ritalín y sus efectos secundarios”, que entre los años 1990 - 2000, la FDA ha recibido 4.400 denuncias con relación a los efectos secundarios del Ritalín y del Concerta (ambos metilfenidato) a tal punto que el 28 de Junio del 2005, la FDA ha exigido que se modifiquen las menciones sobre los fármacos a base de metilfenidato y que los consumidores sean claramente informados que estos medicamentos pueden provocar "incidentes psiquiátricos" como "alucinaciones visuales, pensamientos suicidarios, comportamiento sicótico, agresividad y comportamiento violento".
El metilfenidato, principio activo del Ritalín, es un derivado de las anfetaminas y está químicamente emparentado con estas y funcionalmente con la cocaína. Dicho de otro modo, tiene una estructura molecular afín a la primera, pero actúa sobre el cerebro, con mecanismos similares a los de la segunda. Sin embargo, existen numerosas controversias en cuanto a su mecanismo de acción, ya que unos le atribuyen la habilidad de actuar sobre los transportadores de la dopamina, efecto similar a lo que produce la cocaína, mientras otros piensan que su acción se ejerce sobre la serotonina.
Pero los peligros de las anfetaminas no se limitan a la drogodependencia, las lesiones cerebrales y los problemas de atención y de memoria. Según se ha dado a conocer, también el metilfenidato (Ritalín) puede provocar problemas de corazón y otros daños fisiológicos, como favorecer el cáncer de hígado, aunque las investigaciones se limitaron a averiguarlo en ratas. Después de dos años, se observó que las principales lesiones asociadas con la administración de metilfenidato hidroclorido, otra denominación del clorhidrato, se manifiestan en el hígado (adenoma hepatocelular).
En un artículo publicado en la Revista AmériKa Índigo Nº 6, año 2004, el Dr. Robert Mendelsonhn, M.D., enfatiza: “nadie hasta ahora ha demostrado que las drogas como Cylert y Ritalína mejoran el desarrollo académico de los niños que las toman. El mayor efecto de la Ritalína y de drogas similares es que se logra un fácil control del comportamiento hiperkinético de los niños. Al alumno se le droga para facilitarle la vida al profesor, pero no para hacerle bien y mejorar la productividad del niño. Si su niño es una víctima potencial del peligro de estas drogas, le diré que esto es en verdad un alto precio a pagar por hacerle al profesor la vida más agradable”.
Una investigación llevada a cabo por el equipo de la Dra. Volkow evidenció no sólo la semejanza entre metilfenidato y cocaína, sino también que no es una sustancia insignificante. En su artículo, "Cuidado, el Ritalín actúa como la cocaína," la Dra. Volkow subraya: "Me he obsesionado para entender cómo funciona el metilfenidato. Siendo psiquiatra, a veces me he sentido avergonzada por la falta de conocimiento acerca de este fármaco, ya que es el que se prescribe con más frecuencia a los niños. Nos hemos quedado boquiabiertas, no esperábamos esto... En vez de develarse un inhibidor menos potente que la cocaína, el metilfenidato era más potente." Normalmente, una dosis de 0,5mg/Kg es suficiente para bloquear el 70% de los transportadores de la dopamina. "Los hechos - añade la Dra. - demuestran claramente que afirmar que el Ritalín es un estimulante de fuerza débil es totalmente incorrecto".
Sin embargo lo que diferencia el Ritalín, - siempre y cuando se tome por vía oral -, de la cocaína, inhalada o inyectada, es el tiempo que necesita el organismo para absorberlo: "Es la velocidad a la cual aumentan los niveles de la dopamina, lo que constituye la llave del proceso adictivo de la drogodependencia."
Investigadores de la Universidad de Búfalo han demostrado que "el metilfenidato, forma genérica del Ritalín, puede provocar cambios en la función cerebral, cambios que perduran después de que el efecto terapéutico haya desaparecido. Ocurre de modo similar a lo que ocurre con otras drogas estimulantes como las anfetaminas o la cocaína." - añade Joan Baizer, profesor de fisiología y biofísica, responsable del estudio, aunque también destaca la importancia de la dosis como la vía de administración. Pero los peligros de las anfetaminas no se limitan a la drogodependencia, las lesiones cerebrales y los problemas de atención y de memoria. Según se ha dado a conocer, también el metilfenidato puede provocar problemas de corazón y otros daños fisiológicos, como favorecer el cáncer de hígado, aunque las investigaciones se limitaron a averiguarlo en ratas. Generalmente, no se practica analítica en cuanto a la tasa de dopamina antes de la prescripción y aún menos, se considera la especificidad biopsíquica del pequeño paciente. Tal vez, porque esta actitud supondría poner en cuestión la supuesta coherencia sistemática de una terapéutica generalizada. Por lo tanto, los que no reaccionan a esta panacea, emprenderán un nuevo camino con otros fármacos en su mochila. Y no hablemos de los médicos que prescriben este fármaco a niños menores de 6 años de edad, aún cuando esto constituye una contraindicación indicada por el fabricante, por mero motivo que "su eficacia e inocuidad no han sido establecidas en niños de esta edad." Quizás los 7 años, la famosa "edad de razón" marcan toda la diferencia.
Conjuntamente a esta explosión de trastornos mentales, el negocio de los Big Pharma también ha explotado y no sólo en beneficio de Novartis, fabricante del Ritalín; tanto esta compañía farmacéutica como otras, se proponen introducir nuevos fármacos en las escuelas como el Prozac (fluoxetine) o el Luvox (fluovoxamina), que han sido aprobados por la FDA para su uso en pediatría. Ambos tienen casi las mismas indicaciones, la depresión y la conducta obsesiva compulsiva (OCD).
Así como lo dice con cierto humor, Gene Haislip alto cargo de la DEA: "las cifras del consumo mundial de Ritalín dan a pensar que el agua o el aire de América del Norte contienen algo muy especial, ya que somos los principales a sufrir de esta extraña enfermedad (5 veces más que en el resto de los otros países). No se puede negar que existen verdaderos casos. Sin embargo, las estadísticas nos enseñan que la cantidad de prescripciones de Ritalín es altamente mayor a lo que terapéuticamente hablando es necesario. Lo que ocurre está totalmente fuera de razón y sobrepasa la imaginación."
En otras palabras, esta institución que regula y controla las sustancias listadas por el Controlled Substance Act estipula que el Ritalín posee, como cualquier otra anfetamina de la lista II, el mismo potencial de provocar efectos adversos de un grado variable y de desarrollar conductas adictivas cuando se abusa de su consumo, aunque sea dentro del marco legal. "Estos fármacos han sido demasiado promocionados. Han sido demasiado alabados por numerosas campañas de publicidad y marketing y sus ventas han resultado ser descomunales. Todo esto ha permitido hacer unos beneficios anuales de 450 millones de dólares.
Esta actitud representa una amenaza en cuanto al estado de salud de muchos niños y además, ha creado una nueva situación de abuso farmacéutico, así como un mercado ilícito. Los datos nos enseñan que hay un incremento de 1000% en cuanto a los informes de trastornos de salud por consumo abusivo de metilfenidato en niños, entre 10 y 14 años de edad.
Los padres deben entender que se trata de una sustancia muy potente, adictiva y de la cual se puede fácilmente abusar. Y una sustancia altamente potente puede ser tanto beneficiosa cuando está correctamente utilizada, como destructiva cuando no está empleada adecuadamente.