Por: Lisbeth Cabrera Lightfoot
Romanos 8:28, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
¿Somos nosotros parte de los que aman a Dios?, por supuesto que si, entonces somos nosotros a quienes todas las cosas nos ayudan a bien, somos nosotros los llamados, y ¿a que hemos sido llamados?
Veamos Romanos 1:6 y 7 "entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; 7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”
En 1 Corintios 1:9 también podemos ver a que hemos sido llamados:
“Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.”
Fuimos llamados a libertad, a ser santos, a la comunión con nuestro señor Jesucristo, llamados a ser hijos de Dios, a una misma esperanza, a un solo cuerpo, fuimos llamados a bendiciones, Esta promesa de que todas las cosas nos ayudan a bien es para nosotros, esta promesa es una gran ayuda en nuestras vidas, cuando tenemos problemas que resolver o necesidades que suplir.
El apóstol Pablo había reclamado esta promesa muchas veces, Él sabía lo que era sufrir penurias, persecución, indiferencia, traición, pedradas, azotes, naufragios, entre otras tremendas presiones.
¿Qué evitaba que Pablo se hundiera en las penalidades o desistiera de su llamado? Su total confianza en el Dios que promete sostenernos pase lo que pase. Por esto al final de su vida pudo decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” como leemos en 2 Timoteo 4:7.
En Isaías 26:3 leemos: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado" Esta promesa también está destinada a nosotros hoy, como repetidamente se revela en el Nuevo Testamento. Nosotros confiamos en Dios, nosotros somos sus hijos amados, sus llamados y por esto todas las cosas nos ayudan a bien.
Ante cualquier adversidad debemos creer en nuestro corazón lo que dice Filipenses 4:6-7, " Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús"
Dios desea que experimentemos su perfecta paz, que no nos apoyemos en nuestra propia prudencia, ni en nuestras habilidades, conocimientos, talentos o esfuerzo propio, sino que reconozcamos sus amor y poder en nuestras vidas, la paz de Dios puede guardar nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo.
Jeremías 17:7: 7 “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová." Somos benditos cuando confiamos en Dios, Dispón en tu corazón seguir conociendo a Dios, afirmando y estrechando la relación personal que has establecido con Él, y verás cómo tu confianza en Él irá en aumento. Como un padre y un hijo, es una estrecha relación de confianza y comunicación.
Salmos 9:10 “En Tí confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto Tú,oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.” Podemos confiar en Dios porque el es fiel y nunca nos desamparara.
Salmos 33:20-21 “Nuestra alma espera a Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21 Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, Porque en su santo nombre hemos confiado”
Salmo 37:5 “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en El, y El hará.”
Proverbios 14:26 “En el temor de Jehová está la fuerte confianza y esperanza tendrán sus hijos.”
Proverbios 28:25 “El altivo de ánimo suscita contiendas; mas el que confía en Jehová prosperará.”
Hebreos 10:35 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón.”
No importa que sucede a nuestro alrededor nuestra confianza esta en Dios, y nosotros los llamados ser hijos de Dios, a ser de Cristo, tenemos la plena confianza de que Su Palabra es verdad y Sus promesas son nuestras. Confiamos en El y El Hará, es nuestra promesa.
2 Corintios :20-22 “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. 21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.”
Las promesas de su gracia, su amor y su poder son nuestras, solo debemos confiar, creer, debemos permanecer firmes a Su Palabra sin importar la tormenta que veamos en nuestro alrededor, debemos actuar como Cristo, somos seguidores de Jesucristo, veamos Mateo 8:23-27
“23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: !!Señor, sálvanos, que perecemos! 26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?”
Miremos el mismo relato en Marcos 4: 37 y 38.
“37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?”
Fíjense que podemos ver que era una gran tempestad, las olas arremetían contra el barco, de tal forma que el barco se anegaba, y que hacia Jesucristo… el dormía, ¿porque él estaba durmiendo mientras el barco parecía hundirse en medio de una gran tempestad? Porque Cristo tenía la confianza de que las promesas de Su padre eran para él, el no tenia temor, por eso les dice ¿Por qué teméis?. ¿Porque teméis si nuestro Padre Celestial nos garantiza que a sus hijos todas las cosas nos ayudan a bien?, Dios nos garantiza que si confiamos El Hará. Nosotros somos los escogidos hijos de Dios y seguidores de Jesucristo, nosotros decidimos si queremos ser como los que gritan temerosos de morir ante cualquier tempestad, o decidimos ser como Cristo que mantiene su fe sin importar lo grande de las olas que azotan el barco de nuestras vidas, si queremos ser como Jesucristo y reprender el viento y el mar, sanar los enfermos, echar fuera los demonios, dar vista a los ciegos y abrazar a los leprosos.
Recuerden que a los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien, solo camínenos según su voluntad, caminemos confiados que nuestro Padre nos fortalece en Cristo Jesús y nos garantiza la victoria.
Los amo en Cristo,
Lisbeth Cabrera Lightfoot
Modesto, California