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Centrodesaludnaturalpvm - MIEMBROS DEL CUERPO DE CRISTO


Ser miembros del Cuerpo de Cristo significa ser miembros el uno del otro, tal como nuestro cuerpo físico es diverso y consiste de muchos miembros, así también el Cuerpo de Cristo esta
compuesto de muchos y vitales miembros Quiero que observemos 3 aspectos específicos en esta parada:
I. Que, como creyentes, somos responsables para aprender a no usar nuestra libertad como una ocasión para la carne, sino más bien para servirnos el uno al otro.
II.Que ningún creyente individual puede funcionar eficazmente por sí mismo.  Necesitamos la ayuda y amor de los otros miembros del cuerpo de Cristo.
III.Que cada creyente es importante y esencial para el funcionamiento correcto del cuerpo de Cristo.
Cada miembro ayuda y es ayudado mientras todos crecen juntos y son edificados el uno al otro en amor. Así es que remontémonos al primer punto.  Empezaremos allí:
A.Que somos responsables como creyentes para aprender a no usar nuestra libertad como una ocasión para la carne, sino más bien debemos servirnos el uno al otro en amor.
Por favor, vamos a Efesios 5:
He tenido el fantástico privilegio de visitar muchas comuniones a través de todo el país, y una de las cosas que me ha bendecido mucho es ver el gran amor que los creyentes tienen el uno para el otro. Es siempre emocionante compartir la Palabra de Dios con la gente de Dios. El año pasado visité una comunión a la que nunca había ido antes. Nunca había conocido a los creyentes allí. Aunque había intercambiado varios correos electrónicos con la coordinadora de la comunión, nunca la había conocido personalmente. Recientemente se habían integrado a
nuestra lista de correos y me habían invitado a que lo visitara. Me habían abierto las puertas de su casa y me había invitado a que me quedarse con ellos por un fin de semana largo. Bien, me recibieron con tal amor y hospitalidad que alguien podría haber creído que éramos viejos amigos que no se habían visto por mucho tiempo. Éramos varios y veníamos de cuatro lugares distintos. Esta era la primera vez que 3 de nosotros habíamos tenido la oportunidad de conocer al resto. El gran amor manifestado del uno para con el otro y la manera en que me incorporaron en sus vidas representó lo que dice la Palabra cuando habla de que debemos servirnos los unos a los otros en amor. Fuimos instantáneamente miembros los unos de los
otros, con todo el correspondiente amor y compasión que la Palabra de Dios dice que deberíamos tener. El amor de Dios que tenían el uno para el otro fue demostrado por la manera en que usaron ese amor para servirse el uno al otro;  Y aquí en Gálatas 5:1 vamos a leer un versículo que dice: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
E inmediatamente saltémonos al versículo 13: Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
La palabra griega que corresponde a los unos a los otros es el pronombre griego
Allelon. La palabra ocasión, allí donde dice: no uséis la libertad como ocasión para la
carne, es un término militar y significa una base de operación. Se utiliza en la guerra
para describir un lugar en donde se ha llevado a cabo un ataque o se ha puesto una
trampa, es una base de operación o un campo de operación, un lugar de donde
funcionan y de donde se movilizan. Nosotros hemos sido llamados a libertad, solo que
no usemos la libertad como una ocasión para la carne. Una ocasión es una situación o
un conjunto de circunstancias favorables para un propósito específico. Como hijos de
Dios en este día y tiempo, hemos sido llamados a libertad, a emanciparnos de la
esclavitud ¡A libertad! ¡No hemos sido llamados a estar bajo la ley, sino que hemos
sido llamados ha libertad! De nuevo: ¡A libertad! ¡Libertad! y debemos ejercitar nuestro
libre albedrío para vivir de esta manera. Somos libres, no necesitamos estar reprimidos, podemos andar por el espíritu, amando a Dios con toda nuestra alma, corazón, mente y fuerza; solamente, no debemos usar esta libertad como una ocasión para la carne. No debemos utilizar nuestra libertad para el desarrollo y satisfacción de nuestros deseos carnales; más bien, debemos utilizarla para el desarrollo de nuestro deseo de servir en amor. Ahora que hemos sido renacidos del espíritu de Dios tenemos la libertad de vivir por Dios. Tenemos una opción. Podemos elegir vivir de acuerdo a la forma que Dios diseñó o no. Ustedes saben, antes de renacer y de saber la verdad, no teníamos opción, no teníamos libertad; pero ahora sí tenemos una opción, sí podemos elegir cómo vivir, porque podemos leer la Palabra y se nos ha habilitado con el espíritu de Dios para vivir como Dios lo diseñó. No podíamos usar el espíritu santo antes, porque no lo teníamos. Ahora somos sus niños, su familia, le importamos a Dios. Él puso Su poder en nosotros, tenemos la semilla de Dios en Cristo en nosotros; tenemos la libertad de vivir y movernos y tener nuestro existencia en Él. Tenemos la libertad de
disfrutar de la vida y vivirla en toda su plenitud. Jesucristo vino para que pudiéramos
tener una vida plena, en abundancia. No una vida común y corriente, mundana y
rutinaria, sino más bien una vida que es plena y rica, plena y llena de significado, una
vida que tiene propósito y es abundante en cada categoría. Ahora, tenemos libertad
para andar por el espíritu y hacer lo que la Palabra dice. Debemos hacer una elección
con nuestro libre albedrío de no ser egoístas, sino más bien servirnos lo unos a los
otros en amor. Nos servimos los unos a los otros, es algo mutuo. Es recíproco. No es
solo unilateral. Yo lo sirvo a usted, usted me sirve a mí. Yo doy, usted da. Nos damos
mutuamente el uno al otro. Y así es como deben funcionar las cosas en el cuerpo de
Cristo. Nos amamos y nos servimos mutuamente; y cuando andamos en el espíritu nos
serviremos el uno al otro. Lo mencioné antes, pero lo volveré a repetir, los unos a otros
es un pronombre recíproco, que indica que los hermanos se están cuidando el uno al
otro. Están mutuamente involucrados. La acción reciproca se ve en el hecho de que los
hermanos se están sirviendo el uno al otro. Esto significa que yo lo sirvo a usted y que
usted me sirve a mí. Indica que hay cosas que deberíamos estar haciendo el uno por el
otro.  
Por favor, vamos a Tesalonicenses 5
Cuando usamos nuestra libertad para servirnos mutuamente, las necesidades en el
cuerpo se suplen. Nuestra libertad debería darnos una ocasión para servir, no una
ocasión para, en forma egoísta, hacer lo que queramos y hacerlo como queramos. Sin
una dedicación que conlleve un celo ardiente hacia los miembros del cuerpo de Cristo
es difícil crecer del modo en que Dios quiere que crezcamos. Necesitamos dar y
también recibir del otro.
En 1 Tesalonicenses 5:11 Dios dice: Por lo cual, animaos unos a otros [Animaos unos a
otros, Aquí está nuevamente nuestra palabra allelan], y edificaos unos a otros, así
como lo hacéis, [así como lo hacéis]. Ven, estas palabras: unos a otros, es nuestra
palabra griega: allelan Luego, la segunda vez que aparece aquí con: edificaos unos a
otros, es otra palabra griega: eis
Animaos, se puede traducir también como confortaos. Se supone que nos hablemos
mutuamente palabras que nos conforten y nos edifiquen. Y lo podemos lograr al
hablarnos la Palabra de Dios el uno al otro; y por medio de la operación de las
manifestaciones del espíritu. Un poco antes en Tesalonicenses, hablando de la dura
realidad de la muerte dice: Confortaos los unos a los otros con estas palabras.
Nuevamente, palabras específicas que tienen que ver con nuestra esperanza. En 1 de
Tesalonicenses 4:13-18. ¡Oiga! Vamos a ser reunidos con aquellos de los cuales
hemos sido separados por medio de la muerte, cuando Jesucristo retorne. Existe
consuelo al recordar esto. ¡Oiga! parte de nuestra esperanza es ser como Jesucristo
cuando el retorne. Lo vamos a ver cara a cara, y la Palabra dice que cuando esto pase
seremos como él. ¡Oiga! cuando él vuelva seremos librados de estos cuerpos mortales.
Si estamos vivos estos cuerpos mortales serán vestidos de inmortalidad y si nos hemos
ido a dormir, este cuerpo corrompido será vestido de incorrupción. Entonces viviremos
con un cuerpo nuevo. No tendremos que arrastrar la naturaliza vieja de un lado para
otro. Esa naturaleza que debemos reconocer que está muerta. Un cuerpo que no
tendrá estorbos. No tendremos que pasar por la batalla entre el cuerpo y el espíritu
peleándose continuamente. Hasta ese día, Dios nos ha dado para operar, espíritu
santo, de modo que podamos llegar a ser más como Cristo, mientras vivimos.
Entonces mientras vivimos y somos y en Él tenemos nuestra existencia, y estando en Él
operamos las manifestaciones del espíritu, produciremos los frutos del espíritu.
Seremos más como Cristo en nuestro andar, seremos más amantes, tendremos más
gozo, más paz, seremos más pacientes, tendremos más mansedumbre. Cuando
hacemos esto tenemos más creencia, más fidelidad, más gentileza, somos más
humildes, tenemos más autocontrol. Se supone que seremos más como Cristo en
nuestro andar. Algo que vemos que fue tan evidente en la vida de Jesús fue la forma en
que sirvió a otros, Dice en Romanos 12:3: que no se complació a sí mismo. Él sirvió a
otros. ¡Oiga! en nuestras vidas, mientras funcionamos en el cuerpo de Cristo, esta es
una de nuestras responsabilidades. Este es un mandamiento de entre otros
mandamientos que dicen que debemos servirnos los unos a los otros. Yo lo sirvo a
usted, usted me sirve a mí; nos servimos los unos a los otros. Y uno de las formas en
que lo hacemos es hablándonos palabras que nos consuelan y reconfortan. Esta es una
forma en que podemos servirnos las unas a los otros.
Veremos algunos versículos que dicen esto. No tendremos tiempos de verlos todos,
pero aquí hay uno en Tesalonicenses que dice: Edificaos los unos a los otros. Bueno,
lenguas con interpretación y profecía ayudan a suplir esta necesidad. Hablamos de
esto antes de empezar esta sesión. Nos estábamos confortando y edificando el uno al
otro. Pablo nos exhorta al decir, sigan haciéndolo. En Juan 15 Jesucristo habla de su
mandamiento. John compartió con nosotros en uno de los segmentos anteriores sobre
las distintas administraciones. Esta es una de las cosas que Jesucristo añadió en su
administración, un nuevo mandamiento. Dice aquí en Juan 15:12: Este es mi
mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Este fue su
mandamiento. Mire el versículo 17: Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Nuevamente, en ambos versículos la frase unos a otros es el pronombre recíproco
allelon Hemos de hacerlo en forma mutua. Hemos de amarnos los unos a los otros. Es
un camino de doble vía. Yo te amo a ti y tú me amas a mí y es con la misma calidad e
intensidad compromiso con el cual Jesucristo amó. Volvamos a capítulo 13 y se los
mostraré. ¡Oiga! cuando dice aquí en el capítulo 15:12 y 13 no era un mandamiento
nuevo, pero sí era un nuevo mandamiento cuando se los dijo en Juan 13. Si vamos a
Juan 13: 34 dice: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros. Bueno, en este momento
amar no era un nuevo mandamiento; se les había ordenado hacer esto en el Antiguo
Testamento. Se les había dicho que debían amar al prójimo como a sí mismos. ¡Oiga!
pero, esta es la primera vez que Jesucristo lo dice y lo llama un mandamiento nuevo.
Pero hasta el término de la primera frase, aún no es un mandamiento nuevo, ¿Por qué?
Porque eso era parte del Antiguo Testamento. Se les había dicho, Amen a su prójimo
como a sí mismos, Eso está en Levíticos 18:19 ¿verdad? Bueno, miren como lo cambia
ahora. Volvamos a leer Juan 13: 34: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos
a otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35: En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Ya
no es: amar a su prójimo como a sí mismo. Ahora es: amar a vuestro prójimo como yo
os he amado, dice Jesucristo. Si yo no me amó a mismo, de acuerdo con el estándar
del Antiguo Testamento, usted no recibiría mucho de mí, ¿Correcto? pero observe
como Jesucristo ahora cambia el estándar. Hemos de amarnos el uno al otro como
Jesucristo nos amó. Nos acaba de subir el estándar. Esto es una mejora, una versión
revisada, espiritualmente hablando. ¡Oiga! no hemos de amar a nuestro prójimo como
nos amamos a nosotros mismos. Hemos de amar a nuestro prójimo como Jesucristo
nos amo. Jesucristo le dio un giro al concepto. Subió el estándar. Bueno, el vive en
nosotros, ¿verdad? es por esto que podemos hacerlo; porque es Cristo en nosotros.
Hemos estado aprendiendo al respecto. Podemos tener el gran amor que el tenía
porque el vive en nosotros. Bueno, tenemos la capacidad de amarnos los unos a los
otros en la misma forma en que el nos amó. Romanos 5:5 dice: y la esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado. Tenemos la capacidad de amor como Jesucristo nos
amó porque él está en nosotros. Tenemos su amor y su compasión. Es parte del
paquete espiritual que recibimos como regalo. Solo necesitamos aprender a usarlo
para servirnos los unos a los otros. El amor que nos tenemos es la insignia que
identifica al cristianismo. No hay nada más que necesitemos hacer para identificarnos
frente a los demás como sus discípulos. Nuestro amor del uno por el otro demostrado
en el cuidado e interés que tenemos el uno por el otro le muestra al mundo que somos
sus discípulos. Nuestro amor debería continuar creciendo y madurando hasta que
veamos a Cristo cara y cara y seamos como él es.
Por favor vamos a 1 Juan capítulo 4. Amarnos es todo lo que necesitamos hacer para
identificarnos como sus discípulos. Cuando amamos con el amor de Dios este amor
produce un impacto en la gente. El amor de Dios no pasa desapercibido. Cuando
extendemos la mano con este amor producimos un impacto. Recuerdo haber enseñado
esto en distinta ocasiones, sobre el amor ferviente, sobre el amor que produce un
impacto, que extendemos la mano y tenemos un impacto los unos en los otros. Esto es
lo que se presume que el amor haga. El amor que tenemos los unos por los otros se
demuestra en el cuidado e interés que tenemos el uno por el otro. Y esto es lo que le
muestra al mundo que somos sus discípulos. Aquí en 1 Jun 4:7 dice: Amados,
amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de
Dios, y conoce a Dios. Saltemos ahora al 11: Amados, si Dios nos ha amado así,
debemos también nosotros amarnos unos a otros. Bueno, ¿nos ama Dios? ¡Sin lugar a
dudas! Entonces deberíamos amarnos los unos a los otros. Versículo 12: Nadie ha visto
jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se
ha perfeccionado en nosotros. Si Dios piensa que soy amoroso, que soy digno de su
amor, creo que yo debería pensar lo mismo. Yo ciertamente creo que usted es digno
de ser amado, y yo tengo el gozo de servirlo en amor. Nuestro amor debería seguir
creciendo y perfeccionándose hasta que veamos a Cristo cara a cara y seamos como él
es. Para ese entonces lo vamos hacer de un modo perfecto. Hasta que lleguemos a
aquel día deberíamos seguir mejorando. Donde quiera que sea que estemos hoy día,
deberíamos tratar de mejorar mañana. Sin importar cuan débil o cuan bueno creamos
que somos hoy, deberíamos empeñarnos en ser aun mejores mañana. Nuestro deseo
de amar debería abundar.
Por favor, vamos a 1 Tesalonicenses capítulo 3. ¡Oiga! se supone que seamos
imitadores de Dios. Y el nos ama a cada uno de nosotros y nosotros deberíamos
amarnos mutuamente. ¡Por supuesto que esto significa que yo lo amo a usted y usted
me ama a m! Cada persona en la comunión debería amar a su hermano.
En 1 Tesalonicenses 3:12 dice: Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para
con otros y para con todos [aquí está, los unos para con los otros], como también lo
hacemos nosotros para con vosotros, Y el Señor os haga crecer y abundar [parasuo] en
amor unos para con otros.
En las sesiones previas, buscamos distintas categorías en las que cada uno de nosotros
tiene abundancia; y encontramos: fe, expresión, conocimiento, diligencia, amor, gracia
y esperanza. Aquí tenemos otro versículo, fuera de 2 Corintios 8:5 que trata sobre la
abundancia del amor que debemos manifestar el uno para con el otro. El amor es una
categoría de abundancia en la cual todos deberíamos esperar tener mucha riqueza.
Deberíamos tener abundancia de amor en nuestro corazón. Simplemente, déjelo que
salga. ¡Oiga! el Señor quiere que crezcamos y abundemos en el amor que tenemos el
uno por el otro. Crecer y abundar. Sin importar donde estoy hoy en mi amor por otros,
siempre puede continuar creciendo y continuar abundando. A veces pienso que damos
por sentado el amor que nos tenemos y no nos empujamos a amar más. No nos
empujamos en la devoción y compromiso que debemos tener el uno por el otro.
Deberíamos amar sin tregua. Cual es la imagen mental que usted tiene cuando
decimos: crecer y abundar. ¡Cuán tremendo lo ve! ¿Creemos realmente que nuestro
amor puede seguir creciendo y abundando? Cuando consideramos el concepto de
abundancia, ¿Qué imagen tiene el pensamiento? ¿Qué piensa de esta que le voy a
sugerir? Las aguas cayendo en las cataratas del Niagara. Reemplace el agua por el
amor de Dios. ¿Qué tal la mesa servida durante la Navidad? ¿Le ayuda esto a tener una
imagen de lo que es abundante? o bien, los copos de nieve durante una nevazón,
volando tupidamente en el aire. ¿Qué imagen se le ocurre a usted? Recuerde, Dios
puede hacer todas las cosa mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos. Tenga el valor de amar, atrévase a creer. Lo desafío a que haga que su
amor crezca y abunde.
Por favor, vamos a 1 Pedro capítulo 1, versículo 22: Habiendo purificado vuestras
almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no
fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
Nos amamos los unos a los otros con un amor puro, genuino. Es verdadero y procede
de un corazón puro. Así es como debe ser el amor que tenemos el uno por el otro.
Pablo, en Tesalonicenses, establece el ejemplo: Y el Señor os haga crecer y abundar en
amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para
con vosotros, El dio el ejemplo. Él dijo: Ustedes han visto cómo nuestro amor ha
crecido hacia ustedes. Entre más los hemos llegado a conocer más los amamos, más
pensamos en ustedes, más oramos por ustedes, más los servimos. Él les dio el ejemplo
y luego les pidió que lo imitaran. Como también lo hacemos nosotros para con
vosotros, Nuestro amor ha crecido y abundado para con ustedes. Bueno, nuestro amor
ha de crecer y también ha de abundar.
1 Pedro 1:22: Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad,
mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros
entrañablemente, de corazón puro;
Vean lo que ellos habían logrado. Miren lo que Pablo dice que ellos lograron. Así era
como ellos estaban viviendo. Habían purificado sus corazones. Habían probado tener
un amor fraternal no fingido los unos para con los otros. Amaos los unos a los otros
entrañablemente, de corazón puro. Hemos de amarnos los unos a los otros con un
corazón puro, entrañablemente, con un amor al rojo vivo. Algunas veces estos
mandamientos en que debemos hacer cosas los unos por los otros, se ponen en la
forma negativa, como por ejemplo en Romanos 14: 13: Así que, ya no nos juzguemos
más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al
hermano. Está en la forma negativa, no porque la situación es negativa, sino porque
Pablo usó la palabra no. Dice: ya no nos juzguemos más los unos a los otros ¡Oiga!
Esto es algo que no debemos hacer. Es un mandamiento: que no nos juzguemos los
unos a los otros. Que no pongamos una ocasión de tropiezo en el andar de nuestro
hermano.
Romanos 14:19: Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.
La palabra mutua es nuestra palabra: Allelon. La idea es que nos edifiquemos
mutuamente. Se supone que nos alentemos el uno al otro. Se supone que sea algo
recíproco, mutuo. Se nos llamó a vivir una vida hermosa. Y debemos correr tras ella
con toda diligencia. Regresemos a 2 de Tesalonicenses 1:3: Debemos siempre dar
gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va
creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; Aquí
volvemos a tener el amor abundando para con los demás. Pablo le dio gracias a Dios
por los Tesalonicenses porque la fe de ellos había crecido sobremanera, y el amor [el
amor aquí es el amor de Dios en la mente renovada en manifestación] de cada uno de
ellos hacia los otros, ¡abundaba! Una vez más nos encontramos que el amor abundaba.
Usemos este gran recurso que tenemos llamado abundancia Bañémonos en este amor
de los unos para con los otros. Nuestras comuniones deberían ser amorosas.
Deberíamos encontrar allí abundancia de amor; es por eso que nos atrae el ir. Por eso
es que no queremos faltar, porque cuando estamos allí nos sentimos amados, se nos
conforta y estamos bendecidos. En cada uno de estos mandamientos que mencionan la
frase los unos a los otros, se implica que existe una dinámica de dar y recibir. Los
unos a los otros implica que va de una parte a la otra y vise-versa. Debe ser recíproco.
Si no lo estoy recibiendo, debo asegurarme de que lo estoy dando. Cuando lo damos
nos sentimos bendecidos por el solo hecho de haberlo dado, pero también existe la
garantía de que nos llegará de vuelta. Y nosotros también recibiremos amor de vuelta.
No siempre vamos a la comunión con nuestro traje de Bob Esponja; listos para chupar
todo porque somos esponjas. Vamos a abrazar a alguien y sacar de ellos todo lo que
podemos. No. A veces me siento tentado con la actitud de: Hazme sentir mejor, te
desafío a que me hagas sentir mejor. Yo también tengo desafíos. No me importa,
porque yo voy a tratar de hacerlo sentir mejor. Voy a tratar de amarlo, voy a dar lo
mejor de mí para tener un impacto porque la Palabra de Dios garantiza que puedo.
Pero aún cuando la gente tenga esas actitudes cuando llegan, no van a durar; aunque
no deberíamos ir con ese tipo de actitudes. Deberíamos ir con una actitud de
expectación. Con la expectación de que seremos bendecidos y de que seremos
bendición. Pero aún si hemos tenido uno de eso días y nuestra actitud no es de lo
mejor, aún así no tenemos miedo de ir porque sabemos que una vez allí nuestra
actitud cambiará. Eso es lo que significa de los unos a los otros, vamos para bendecir y
para ser bendecidos. Vamos a compartir y para que otros compartan con nosotros.
Vamos para amar y para ser amados. Vamos para servir y ser servidos. Por eso es que
nuestras comuniones tienen tal poder, tal impacto. No solo lo que sale de la boca del
que enseña es lo único que tiene impacto. Sí, la Palabra que sale de la boca del
maestro tiene impacto y poder, pero hay tiempo después de la enseñanza para que
todos compartan el corazón. Generalmente, allí se encuentra más abundancia aún,
fuera de lo que les fue enseñado. La gente tiene necesidades y quiere encontrar
respuestas a situaciones específicas. Y allí es donde se suple la necesidad y dónde se
encuentran las respuestas.
Aquí en 1 Juan 3:11 dice: Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio:
Que nos amemos unos a otros. ¡Qué mensaje! Y sin duda que lo escucharon hoy día.
Ya debo haberlo dicho por lo menos 50 veces. Y probablemente lo repita por
veinticuatro veces más antes de que terminemos. Miren el versículo 23: Y este es su
mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a
otros como nos lo ha mandado. ¡El mandamiento que nos dio fue que nos amaramos
como el nos amó! ¡Ah! Es un desafío, pero podemos lograrlo porque es Cristo en
nosotros. Tenemos la habilidad. Lo primero que tenemos que aprender es que no
debemos usar nuestra libertad como una ocasión para la carne. Sí podemos hacer lo
que queremos. Sí somos libres, pero ¿por qué vivir de la misma manera en que lo
hicimos antes? ¿Por qué no superarse? Ya se subió a bordo en las seis estaciones
previas, y seguimos viajando. Sigamos viajando hasta llegar al atardecer en este tren
del misterio. Avancemos con gran amor y abundancia. Dios espera que nos sirvamos
los unos a los otros en amor. Claro, podemos hacer lo que queramos; pero servirnos
mutuamente en amor es lo que Dios desea. No queremos usar nuestra libertad como
una ocasión para la carne, sino más bien como una ocasión para servirnos
mutuamente en amor. Bueno necesitamos avanzar. Vayamos al próximo punto.
2.- Ningún creyente individual puede funcionar efectivamente por sí solo. Necesitamos
la ayuda y el amor de otros miembros del cuerpo, aún ciando sabemos cómo hacerlo
por nosotros mismos. Se acuerdan de la niñita. Vamos a Romanos 12.
Romanos 12: Somos miembros los unos de los otros en el cuerpo de Cristo y
deberíamos pensar y actuar de acuerdo a esto. Deberíamos actuar en forma
consistente con el cuidado del cuerpo unificado bajo una sola cabeza, el señor
Jesucristo. El es la cabeza de la iglesia. El es quién da las directrices. Jesucristo no
funciona en contra de sí mismo. Aquí en Romanos 12: 3 dice: Digo, pues, por la gracia
que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto
de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida
de fe que Dios repartió a cada uno. No hay muchos versículos que tengan esta
información. Dice aquí: a cada cual que está entre vosotros. No hay nadie que pueda
excluirse de este versículo. Este es uno de aquellos versículos donde nadie puede
decir: Esto debe ser para otra persona. Este versículo es para cada persona que está
entre vosotros: que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que
piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Si
pudiéramos pensar de este modo los unos de los otros. Si pudiéramos pensar con
respecto al otro de acuerdo a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno. ¡Cómo
avanzaríamos! Porque Dios os ha dado tanta abundancia. Él nos ha bendecido mucho
más abundantemente de lo que podemos pedir o entender. Él nos ha dado a cada uno
la medid de fe; y así es como debemos vernos el uno al otro. Así es como debemos
pensar el uno del otro.
Versículo 4: Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero
no todos los miembros tienen la misma función, Versículo 5: así nosotros, siendo
muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
¡Madre mía! Somos miembros los unos de los otros. Yo soy una parte suya, usted es
una parte mía. ¡Se supone que funcionemos en el cuerpo juntos! Y estamos en el
mismo bote, ya sea que nos guste o no. Tenemos que comprender que somos
miembros los unos de los otros y actuar de esa manera, como los dedos de una sola
mano. Han tratado alguna vez de comer comida china con palillos. Hay que practicar
hasta que se loge.
Por favor vamos a 1 Corintios 12:
Bueno esto es lo que debemos lograr. Somos miembros los unos de los otros.
Necesitamos poder trabajar juntos para lograr lo que Dios quiere. Necesitamos tener
unidad de propósito en el progreso del evangelio.
Por favor vamos a 1 Corintios 12: 24: Porque los que en nosotros son más decorosos,
no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que
le faltaba, (25) para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros
todos se preocupen los unos por los otros. Dios le dio más honor a la parte que le
faltaba. Muchas veces obtenemos más que nada disgustos de la parte a la cual le falta.
El cuidado de los unos por los otros debería ser el mismo. Nunca vamos a cuidar de la
iglesia como lo hizo Pablo, hasta que tengamos el cariño que Pablo tuvo por la iglesia.
Mi cuidado y preocupación por usted es importante. El cariño y la consideración que
usted tenga hacia mí también son importantes. Estamos en el mismo bote ya sea que
nos guste o no. Necesitamos percatarnos de que estamos en el mismo bote y
necesitamos disfrutarlo. Los mandamientos de Dios no son gravosos.
Mire el Versículo 26: De manera que si un miembro padece, todos los miembros se
duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. (27)
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Dios no
quiere que haya divisiones. Dios quiere que tengamos el mismo genuino interés los
unos por los otros. Yo sé que esto significa arduo trabajo. Pero una verdadera y vital
relación con Él debería producir un interés genuino y un amor genuino del uno por el
otro. Y en esto consiste la piedad verdadera. Esto fue lo que aprendimos en la cima de
la montaña del misterio. División ocurrirá a menos que con toda honestidad tengamos
un interés genuino el uno por el otro.
Por favor den vuelta la página a Efesios capítulo 4: Cuando ponemos nuestros
intereses personales, nuestra propia agenda por sobre lo que es mejor para el cuerpo
habrá división. A Dios no lo gusta esto. Dios ha templado el cuerpo y no quiere que
haya divisiones. Y la única forma en que podemos evitar esto es teniendo el mismo
genuino interés del uno por el otro. Toma dedicación personal poder vivir de esta
manera. En tanto pensemos que un miembro del cuerpo es insignificante o sin valor o
sin provecho aún no hemos dado en el blanco. No podemos mirarnos y pensar que
porque nuestra función es diferente entonces nuestro valor o importancia no es igual.
Cada uno de nosotros tiene algo vital para contribuir. Cada uno de nosotros tiene una
función que llevar a cabo, y si no la llevamos a cabo va a ver algo que falte en el
cuerpo. Cada individuo en el cuerpo de Cristo es importante. Mientras pensemos que
un miembro del cuerpo es tan importante que no necesita al otro aún no hemos dado
en el blanco. Ningún miembro ha sido diseñado para funcionar en forma
independiente de los demás. De lo contrario, ¡cuál es el propósito del cuerpo! Si yo lo
puedo lograr solo, entonces porque razón Dios me puso en el cuerpo. La razón por la
que se nos puso en un cuerpo es porque no podemos lograrlo solos. Nos necesitamos
el uno al otro. Yo necesito su ayuda; y por las re-chupallas, usted necesita la mía.
¡Necesitamos la ayuda que nos brindamos mutuamente! Y por consiguiente, no solo
pensamos de esta manera, sino que además vivimos de esta manera.
Aquí en Efesios 4:25 dice: Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno
con su prójimo;(¿por qué?) porque somos miembros los unos de los otros. ¡Miembros
los unos de los otros! Dios no quería que se nos pasara por alto el punto. Deberíamos
reconocer la verdad. En nuestro cuerpo físico, no queremos que un miembro le mienta
al otro. Digamos, que me golpeo una parte del cuerpo con un martillo y luego digo: No
me dolió, no necesita atención. El cuerpo humano tiene problema cuando hay
problemas de comunicación entre los distintos órganos. Si pongo la mano en la estufa
y me estoy quemando, quiero saber; quiero que la mente me diga ¡Sácala de ahí!
Quiero que la mente me diga la verdad. Queremos esa vedad en el cuerpo de Cristo.
Queremos ser fidedignos, queremos poder decirnos la verdad el uno a otro. Queremos
comunicarnos en forma correcta. Y somos miembros los unos de los otros. Cuando
nos afirmamos en la estufa, reaccionamos, queremos saber lo que está pasando.
Por favor, vayan a 1Pedro capítulo 4:
¡Oiga! en nuestra casa no nos mentimos el uno al otro. Nos decimos la verdad. A
veces, es difícil, pero necesario. Especialmente cuando es necesario llevar a cobo la
reprensión y la corrección. Especialmente cuando alguien ha abusado y tomado ventaja
de la otra persona. Pero no podemos permitir que nuestros hermanos y hermanas sean
heridos sin ayudar. De lo contrario, ¿cómo es que vamos a confortar el uno al otro si no
nos decimos la verdad? Si siempre me estoy escondiendo detrás de mi cara de
comunión, actuando como que todo está perfecto, nunca voy a suplir mi necesidad. Y
si usted hace lo mismo, nunca va a suplir las suyas tampoco. Y así nunca vamos a
tener la oportunidad de suplir las necesidades los unos de los otros. Necesitamos
desarrollar una confianza mutua y actuar con confianza.
1 Pedo 4: 10: Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como
buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
Lo que usted recibió fe por gracia, no le costó nada, entonces minístrelo a otros.
Entonces, cuando nos ministramos el uno a los otros, ¿se debería pagar un precio?
¿Debería uno sentirse comprometido? Bueno, no debería haber nada que pagar ¿Cómo
fue que recibimos el don? en forma gratuita. ¿Cómo lo damos entonces? Libremente,
con toda liberalidad. Nos ministramos mutuamente en forma gratuita, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios. ¡Somos administradores de la
multiforme gracia de Dios! Dios nos ha permitido administrar Su gracia. Me recuerda
lo que dice el libro de Hechos, que estaban alabando a Dios y que tenían favor con
todo el pueblo, esto significa que estaban compartiendo la gracia de Dios. Se estaban
comunicando la gracia el uno al otro. Desbordaban en gracia del uno para con el otro.
No esperaban que el otro fuera perfecto. No seremos perfectos. Lo siento. Mejor que
reciban el balde de agua fría ahora, porque no somos perfectos. Damos lo mejor de
nosotros y cuando nos quedamos cortos, entonces mostramos agradecimiento por la
gracia que podemos desbordar el uno hacia el otro. Pero, formamos parte del mismo
equipo. Trabajamos juntos. Cristo es la cabeza y nosotros somos miembros en
particular en el cuerpo. Recibimos el don del espíritu santo, ¿correcto? ¿Renacimos,
verdad? ¿Tenemos algo para compartir, entonces? Sin duda. ¿Tenemos trabajo dentro
del cuerpo? Por supuesto que sí. Tenemos este ministerio de la reconciliación. Y
siempre hay suficiente trabajo cuando decidimos estar involucrados en el negocio de
nuestro Padre. ¡Madre mía! usted tiene conocimiento de la Palabra, tiene el espíritu
santo, tiene las manos llenas de trabajo que se debe llevar a cabo. ¡Es hora de que nos
ministremos el uno al otro! ¡Es tiempo de dar! ¡Es hora de servir! ¡Y qué privilegio
tenemos en llevar a cabo el ministerio de reconciliación que Dios nos dio! ¡Que
tengamos el privilegio de hablarnos la Palabra de vida el uno al otro en la Casa y a
aquellos que están fuera de la casa, al punto de que los invitemos a entrar y a que se
reúnan con nosotros! De modo que cuando vengan y vean el amor que tenemos el uno
por el otro quieran ser parte. ¡Que los podamos amar! ¡Que podamos tener tal
impacto! Hay miembros allí afuera que necesitan ser añadidos. ¡Vendrán! Por que la
Palabra dice que el señor añadía a la iglesia cada día los que habían de ser salvos.
Deberíamos esperar que esto fuera la norma en nuestras comuniones. El señor añadía
cada día. Que tremendo servicio tenemos para prestar. Tenemos todo un mundo lleno
de gente a quienes hablarles la Palabra.
1 Pedro 4:11: Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno
ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios
glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén.
Miren los resultados cuando el cuerpo se cuida a sí mismo. Cuando el cuerpo está
bendiciendo y confortándose, amonestándose, sirviéndose, amándose. Bueno, le trae
gloria a Dios. Y el mundo reconoce que somos distintos. Somos los seguidores del
señor Jesucristo. Sí, y llevamos en nosotros con orgullo la insignia que nos identifica.
Sí, somos diferentes y la gente lo reconocerá.
Romanos 15:14: Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros
mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que
podéis amonestaros los unos a los otros. Así es como nos vemos. Esta e la opinión que
yo tengo de ustedes. Mis hermanos, que están llenos de toda bondad, llenos de todo
conocimiento, capaces de amonestarse lo unos a los otros. Lo hacemos juntos. Pero el
asunto es que Pablo estaba persuadido de que ellos estaban llenos de toda bondad, y
conocimiento, capaces de amonestarse. Tenemos que persuadirnos de lo mismo en
cuanto a nosotros.
Aquí en Efesios 4: 32 dice: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Antes sed benignos unos con otros. ¡Madre mía! ¡Qué revelación! Que seamos
benignos, que significa ser cariñosos; misericordiosos, que significa tener compasión;
perdonándoos unos a otros [Heautou]. El primer unos con otros es allelan, el segundo
es Heautou, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo Jesús. Jesucristo
estableció en ejemplo y nosotros lo seguimos. Por supuesto que cometeremos errores,
está casi garantizado; pero siempre debemos permanecer amables, gentiles, con
cariño y ternura en nuestros corazones del uno para con el otro. Si aprendemos a
desarrollar esta actitud, cuando los problemas surgen, y estamos heridos, lograremos
perdonar mucho más rápido.
Vamos al tercer punto. Tenemos que finalizar, Wayne.
3.- Que cada creyente es importante y esencial para el propio funcionamiento del
cuerpo de Cristo.
Ayuda y es ayudado en la medida en que todos crecen juntos y se edifican mutuamente en amor. Todos tenemos contribuciones que dar. Todos somos necesarios. Ningún miembro en el cuerpo de Cristo es desechable. Deberíamos crecer en nuestro reconocimiento y aprecio y en cómo deberíamos funcionar y bendecir al resto del cuerpo.
Efesios 4:15: sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, (16) de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Siguiendo la verdad es una sola palabra en griego. Es la forma verbal del concepto verdad. En español no tenemos un verbo que exprese el concepto de verdad. Podríamos decir verdaderarlo pero la gente no nos comprendería muy bien. Pero el punto que quiero hacer es que es mucho más que simplemente hablar, es vivirlo, hacerlo, es verdaderarlo. Es dejar que la verdad impregne nuestra vida. Esto sucede cuando la verdad penetra en cada fibra de nuestra vida. Y se manifiesta en cómo vivimos en cada categoría, en cada aspecto. Cuando permitimos que la verdad impregne nuestras vida y cuando dejamos que se decante en nuestra mente renovada, cuando le dejamos invadir nuestro corazón de modo que se exprese en nuestra vida, entonces estamos creciendo, y podemos crecer en todas las cosas hacia él, que es la cabeza, queremos madurar y ser más como Cristo. Efesios 4:16 dice que el crecimiento
ocurre cuando todo el cuerpo está bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro. El
crecimiento ocurre cuando cada miembro está llevando a cabo su parte. Usted es una
de esos miembros, y su trabajo efectivo. Dios trabaja en usted en forma efectiva.
Todos somos parte del cuerpo de Cristo. Cuando dice: Según la actividad propia de
cada miembro, esa palabra: Actividad es en griego energeia y también se puede
traducir como: trabajo efectivo, eficaz, competente. Dios lo hace a usted competente,
efectivo. Dios va trabajar en usted en forma efectiva. Él lo promete. Él promete trabajar
en nosotros en forma eficaz. Y cuando cada uno está trabajando en forma eficaz,
entonces es cuando ocurre también el crecimiento y la expansión. Proviene de Cristo.
El nos dirige. Y las coyunturas suplen; pero es todo de acuerdo a la actividad eficaz de
cada miembro. Es Dios en Cristo en usted. Usted lo puede hacer. Usted tiene a Cristo
en usted, usted tiene el conocimiento de la Palabra. Usted puede vivirla. ¡Oiga! y se nos
dio la responsabilidad de hacerlo juntos. ¡Me impresiona! Una vez más, ¿cual es la
atmósfera en la que todo este crecimiento ocurre? Es amor, agape. Y es en ese amor
en el cual permanecemos. Ponemos nuestros pies en agape y de allí no nos movemos.
No nos desplazamos. Amamos, amamos y seguimos amando. Nos fortalecemos
mutuamente. Nos motivamos mutuamente. Todos tenemos un rol que jugar y no se
relega a nadie. En este equipo, nadie se sienta en el banco para los jugadores en
espera. Todos jugamos. Vivimos la verdad en amor y contribuimos a la vida de los
demás. Algunos de nosotros nos hemos consumido en las comuniones antes, porque
se han transformado en un peso muy grande. Mucho trabajo y muy poca ganancia. La
inversión en esfuerzo o tiempo pagó muy poco dividendo. ¡Pero no debería ser de esta
manera! ¡Por el amor de Dios! ¡No debería ser de esta manera! Ir a una comunión y
salir menos bendecidos de cuando entramos. ¡Dios mío, cuán ridículo es esto! ciando
eso sucede, alguien necesita cambiar de actitud, probablemente yo. Probablemente yo,
si yo tuviera esa actitud. Las cosas necesitan cambiar. Necesitamos tener comuniones
vivas, que sean alegres, amantes, al punto de que quieras formar parte de ellas. Tarde
o temprano algunos de nosotros necesitamos avivarnos. Para qué ir si vuelves pero de
cuando fuiste. Bueno, dejamos de ir a esas comuniones y comenzamos a ir a
comuniones como estas. Como esta que tenemos ahora. Comuniones en las cuales nos
sentimos edificados cuando han terminado. Comuniones donde nos fortalecemos y
salimos edificados. Donde nos vemos el uno al otro como miembros que se bendicen
mutuamente y se cuidan mutuamente. ¡Así es como debiera ser!
Por favor, vamos a Romanos 15: ¡Oiga! cuando el cuerpo de Cristo está sano y está
creciendo debería haber una relación reciproca entre los creyentes, una en la cual nos
bendecimos mutuamente, no donde todo nos drena las energías, donde todo nos
desgasta. Cuando vamos, deberíamos salir edificados. Deberíamos estar bendecidos.
Deberíamos ser una bendición para las personas con quienes estamos. Paciencia y
consuelo vienen de las escrituras. Las mismas palabras traducidas paciencia y
consolación en el versículo 4 se traducen se pueden traducir paciencia y confort
4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a
fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
5 Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir
según Cristo Jesús,
Dios es un Dios de paciencia y consolación y Su Palabra nos lo entrega
Romanos 12:16: nos dice que estemos unánimes entre nosotros y en Romanos 15: 5-7
se va a explayar al respecto:
Romanos 15:5-7: Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros
un mismo sentir según Cristo Jesús, (6) para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. (7)Por tanto, recibíos los unos a los otros,
como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
Recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió. Estos versículos
establecen el estándar de como yo debo pensar respecto de usted, como usted debe
pensar respecto de mi. Debo pensar de usted como pienso acerca de Jesucristo. Así es
como debemos pensar el uno del otro: Según Cristo Jesús. Esta es la mente que se
supone que tengamos: La mente de Cristo. Yo debo ponerme la mente de Cristo. Usted
debe ponerse la mente de Cristo. Y luego, así es como se supone que pensemos el uno
del otro. Debemos recibirnos así como Cristo nos recibió.
Mire Hebreos 10:23: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió.
Espero que estemos leyendo suficientes versículos al punto de que podamos ver la
responsabilidad que tenemos del uno para con el otro. Nuestra responsabilidad de dar,
amar, servir, amonestar, confortar y hablar el uno con el otro. Decimos lo que dice la
Palabra y seguimos diciendo lo que dice la Palabra. Cuando encontramos esa promesa
de parte de Dios que necesitamos la confesamos, la hablamos, nos aferramos a ella, la
profesamos, la decimos y la creemos. ¿Por qué? Porque dice que Aquel que prometió
es fiel. Dios desea dárnosla, así que hablamos al respecto.
En el versículo 24 dice: Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a
las buenas obras;
Cuando pensamos el uno en el otro durante el día deberíamos orar por quien
pensamos. Cuando Dios nos pone en la mente del otro deberíamos orar por aquel
hermano. Tenemos la habilidad de hacer intersección por los santos de acuerdo a la
voluntad de Dios. Cuando pensamos el uno en el otro, cuando nos consideramos
deberíamos orar el uno por el otro... ¡para estimularnos! ¡Estimularnos! Se puede decir
también ¡provocar! Provocar no siempre pareciera ser una buena palabra, pero en
cierto sentido, hace el punto: ¡Provocar! A veces, no se como mis hijos me toleran. Con
frecuencia los provoco. Los estimulo, juego con ellos, me relaciono con ellos, hago
cosas con ellos. Espero que no los provoque a ira. Confío en que no. Sino más bien
estimularlos a las buenas obras. Hemos de estimularnos los unos a los otros al amor y
a las buenas obras. ¡Qué va ha tomar! No sé ¡Qué va ha tomar de usted! No sé. ¡Qué va
ha tomar de mi! No sé Tengo que peguntar, yo no siempre sé. A veces mi esposa me
dice: Debes hacer esto y lo otro; y yo digo: no sé cómo. Y ella me responde: Bueno,
deberías saber cómo. Y si no sabes cómo permítele a Dios decirte. ¿Y cómo lo hago?
No sé pero resolvámoslo. Puede que tome andar por el espíritu. De que yo sepa, no
hay formulas. Simplemente debemos hacerlo. Debemos exhortarnos. Tal vez implique
llamar a alguien por teléfono y decirle: Necesitas que alguien te pase a buscar. Esto es
c’omico, pero me acuerdo de esta chica. Quería preguntarle: ¿Necesitas que alguien te
pase a buscar? Pero lo que le dije fue: ¡Necesitas que alguien te pase a buscar! La
conocí cuando estaba en la universidad, le testifique cuando estaba en una fiesta.
Renació en una de las piezas de atrás durante esta fiesta y habló en lenguas y luego la
llamaría para invitarla a comunión. Y frecuentemente me daría una excusa por la cual
no podría ir. Y yo le diría, ¡ah! no es una buena excusa. Necesitas que alguien te pase a
buscar estaré allí en 30 minutos. Pasaría a buscarla y siempre iría conmigo. Lo hice por
un periodo de seis meses hasta que se compró su propio vehículo. Diez años más
tarde un día me recordó lo que yo había hecho por ella y cómo no podía creer que yo
hubiera sido tan fiel en pasarla a buscar hasta que pudo obtener su propio vehículo,
aún cuando me diera todo tipo de excusas. De tanto en tanto yo sabia que si realmente
no quería ir tendría que salir de la casa y no estar allí. Peor no quería salir de la casa y
cuando venias siempre quería ir contigo. Pero no podía creer que te salieras de tu ruta
por media hora, solo para pasar a buscarme; pero ella no tenía vehículo y yo disfrutaba
de su compañía. Pero esto es lo que significa estimularnos los unos a los otros al amor
y a las buenas obras. Y en Hebreos 10:25 dice: no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel
día se acerca. ¡Y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca! Cuando
comprendemos la urgencia de los tiempos en que vivimos, que Jesucristo retornará y
que tenemos un ministerio de la reconciliación que llevar a cabo estaremos más
dispuestos a hacer esto. ¡Es urgente! La necesidad es urgente. Puede ser que hoy yo
necesite ser edificado y puede ser que mañana usted sea el que lo necesite.
Deberíamos estar presentes cuando nos necesitamos. Nos edificamos. Y no dejamos
pasar la oportunidad. La idea no es llamar y preguntar ¡ ¡¿porque no viniste a la
comunión, acaso no sabes que debes venir?!! No, no de esa manera, así no es como
funciona. Venimos porque queremos.
Colosenses 3: ¡Oiga! tenemos libertad, por esto es que tenemos libertad. Pero si
echamos de menos a alguien, porque no decirles. Si estamos pensando en ellos, si
tenemos consideración por ellos, si no los hemos visto en algún tiempo, cuál es
problema con tomar el teléfono y decir: ¡Hola, no te he visto últimamente y te echo de
menos. Quiero saber como estás, te quiero. ¿Qué te pasa? ¿Necesitas algo? ¿Hay algo
que pueda hacer por ti? Averigüe, pregúntele.
Antes de que se nos acabe el tiempo que tenemos para estar juntos, permítanme
revisar algunas pocas otras escrituras. Aquí en Colosenses 3: 16: dice: La palabra de
Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en
toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e
himnos y cánticos espirituales.
Miren, aquí lo dice: La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en
vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. He vuelto a
leer el versículo. Está disponible hacer esto el uno por el otro y podemos ser bendición
para el hermano.
Efesios 5:21 dice: Someteos unos a otros en el temor de Dios. Nos sometemos los
unos a otros porque nos hablamos la Palabra el uno al otro, y siempre nos sometemos
a la Palabra de Dios. Si usted me habla la Palabra, yo me someteré a esa Palabra, por lo
menos debería
Romanos 12: 10: dice: Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a
honra, prefiriéndoos los unos a los otros. ¡Qué fantástico! Debemos amarnos los unos
a los otros con amor fraternal. En cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
Deberíamos admirarnos,
Efesios 4:1-3 dice: Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de
la vocación con que fuisteis llamados, (2) con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, (3) solícitos en guardar la
unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; La ‘unica forma en que vamos a poder
tolerarnos es amándonos mutuamente... Y mantener nuestra paz.
Colosenses 3:12: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia,
de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; (13) soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. (14) Y sobre todas estas cosas
vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. El amor de Dios llenará todo los hoyos
que aún tenemos en la mente renovada. Es lo que nos une perfectamente. (15)Y la paz
de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un
solo cuerpo; y sed agradecidos. (16) La palabra de Cristo more en abundancia en
vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con
gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (17)
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
No podemos permanecer resentidos, o seguir con rencor. Imitamos a Jesucristo. Como
el actuó, así también nosotros. Este es el estándar. Solo existe un cuerpo y todos
formamos arte de él. Cada creyente es importante y esencial para el funcionamiento
apropiado del cuerpo de Cristo. Cada miembro ayuda y es ayudado mientras nos
vamos edificando en amor.
Podemos tomar cada uno de estos mandamientos y comprometernos a hacerlos. Él nos
ordenó llevar a cabo estos mandamientos. Comprometámonos a hacer lo que nos
pidió. Comprometámonos a servirnos mutuamente en amor. Comprometámonos a
funcionar juntos cada uno con el otro como miembros del cuerpo de Cristo.
Comprometámonos a ofrecer nuestra ayuda y a recibir la ayuda del otro cundo la
ofrecen.
Gracias por participar de esta clase que enseña sobre el Misterio, con nosotros. Espero
que hayan disfrutado nuestra ventura hasta llegar a la cima de la montaña del misterio.
Esta a sido una magnifica oportunidad de compartir la Palabra de Dios con ustedes.
John y yo hemos estado muy entusiasmados de haber podido compartir esta
información con ustedes. Si necesitan respuesta a alguna pregunta o si podemos
ayudarlos en cualquier forma por favor contáctenos. Pueden contactarse con nosotros
través de nuestra página Web, es: www.CFFM.org Servimos a un Dios maravilloso que
hace cosas maravillosas por Su gente. Estemos expectantes en ver muchas de esas
maravillas en nuestras vidas. Porque no esperar ver algunas de ellas esta semana. Dios
quiere probar que es capaz de ser fuerte por ti. Usted es lo máximo que el tiene, la
niña se sus ojos. Su tesoro. Que Dios los bendiga.
 
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El enfoque terapéutico es holístico, es decir se trata a la persona como un todo, ocupándose de la mente, alma y espíritu.. El tratamiento está enfocado a que el mismo organismo estimule su propia energía vital y restablezca su equilibrio, sanándose y curándose.
Se utiliza como método de diagnóstico la IRIDOLOGÍA y se lleva a cabo las terapias que sean más adecuadas para cada caso:
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Terapeuta Patricia Varela Mella
Licenciada en Naturopatía Holística, Homeopatía y Acupuntura de la Universidad de Aconcagua.

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